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Clase de Urgencias Quirúrgicas
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I. Trauma Craneoencefálico (TCE)
II. Traumatismo de Columna Vertebral y Médula Espinal
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Neurocirugía:
Cirugía del encéfalo, la médula espinal o los nervios periféricos. Se realiza para tratar una herida, extirpar un tumor o
cuerpo extraño; liberar la presión en una hemorragia intracraneal, abrir un
absceso, tratar el parkinsonismo o aliviar un dolor.
Algunos tipos de cirugía
cerebral son: craneotomía, hipofisectomía y lobotomía. La cirugía de la columna
se realiza para corregir un defecto, extirpar un tumor, reparar un disco
intervertebral roto o aliviar un dolor.
Accidente o Enfermedad Cerebrovascular (ACV/ECV):
Alteración de los vasos sanguíneos cerebrales caracterizada por la
oclusión debida a un émbolo o a hemorragia cerebrovascular que produce isquemia
de los tejidos cerebrales habitualmente perfundidos por los vasos
afectados.
Los trombos o émbolos secundarios a aterosclerosis u otros trastornos (p. ej., arteritis, cardiopatía reumática) son una causa frecuente de obstrucción arterial isquémica. Los ateromas que subyacen en la mayoría de los trombos pueden afectar a cualquier arteria cerebral principal.
La hemorragia intracerebral suele ser consecuencia de la rotura de un vaso arteriosclerótico que ha estado expuesto largo tiempo a la hipertensión arterial o que ha presentado trombosis local e isquemia secundaria. Menos frecuentemente, la causa es un aneurisma u otra malformación vascular congénita.
Un hematoma disecciona, comprime y desplaza el tejido cerebral adyacente y, si es extenso, aumenta la presión intracraneal. La presión ejercida por los hematomas supratentoriales y el edema acompañante puede causar una herniación transtentorial, comprimiendo el TE y dando lugar con frecuencia a hemorragias secundarias en el mesencéfalo y la protuberancia.
Tramatismo Craneal:
La lesión puede derivar de una herida penetrante craneal o de aceleración y deceleración cerebral rápida, que lesiona el tejido en el lugar del impacto, en el polo opuesto (contragolpe) o difusamente en los lóbulos frontales y temporales. El tejido nervioso, los vasos sanguíneos y las meninges pueden resultar desgarrados, arrancados o rotos, con la consecuente disrupción neural, isquemia o hemorragia intracerebral o extracerebral y edema. La hemorragia y el edema cerebral actúan como lesiones expansivas intracraneales, causando déficit neurológicos focales o aumento de la presión e hinchazón cerebral que pueden conducir a una herniación mortal del tejido cerebral a través del tentorio o del foramen magno.
Aneurisma:
Dilatación localizada de la pared de un vaso sanguíneo,
generalmente causada por aterosclerosis e hipertensión, y con menor frecuencia
por traumatismos, infecciones o por una debilidad congénita de la pared del
vaso.
Los aneurismas se pueden romper, originando una
hemorragia, o pueden formarse trombos en el interior del saco, dando lugar a
émbolos que pueden obstruir a los vasos pequeños.
ABSCESO CEREBRAL:
Bolsa de infección en algún lugar del cerebro, habitualmente
provocada por la diseminación de una infección procedente de otra fuente, como
el cráneo, los senos u otras estructuras de la cabeza. La infección puede
también ser secundaria a una enfermedad de los huesos, del sistema nervioso
exterior al cerebro o del corazón.
Clínicamente, existen cefalea, náuseas y vómitos, papiledema, letargia, convulsiones, cambios de personalidad y déficit neurológicos focales que se desarrollan en varios días o semanas. Antes de la encapsulación de la infección puede existir fiebre, escalofríos y leucocitosis, que suelen remitir una vez delimitado el absceso. Éste debe sospecharse siempre que existan antecedentes de infección o factores de riesgo.
Semiología: igual que un tumor + fiebre.
TRAUMATISMOS MEDULARES:
Después de un traumatismo medular, la función neurológica puede resultar afectada de forma breve en la concusión, más prolongada en la compresión medular secundaria a contusión o hemorragia, o permanentemente en las laceraciones o secciones medulares. En la contusión, el edema medular aparece rápidamente e incrementa la presión intradural produciendo una disfunción grave durante varios días.
Después aparece una mejoría espontánea, pero generalmente persiste una cierta incapacidad residual. La debilidad muscular es principalmente proximal y se acompaña de afectación selectiva de la sensibilidad al dolor y la temperatura.
Una lesión transversa aguda de la médula espinal produce de forma inmediata parálisis flácida y disminución de la sensibilidad y los reflejos (incluyendo las funciones autónomas) por debajo del nivel de lesión (shock medular).
La paraplejía flácida se va haciendo espástica gradualmente en horas o días debido a la exageración de los reflejos de estiramiento normales, lo que resulta de la pérdida de la inhibición descendente.
Las dosis altas de corticoides administradas en las primeras 8 h tras la lesión medular mejoran el pronóstico de forma significativa. Se recomienda utilizar metilprednisolona, 30 mg/kg i.v. en 1 h seguido de 5,4 mg/kg/h durante las siguientes 23 h.
Tumores Cerebrales:
Neoplasia de la porción intracraneal del sistema nervioso central
que generalmente es invasiva, pero que no excede el eje cerebrospinal. Los
tumores intracraneales de los niños son habitualmente el resultado de un defecto
en el desarrollo. En los adultos, del 20 al 40% de los tumores malignos
cerebrales son lesiones metastásicas de cánceres de mama, pulmón, tracto GI,
riñón o melanoma maligno. El origen de los tumores primarios de cerebro no se
conoce.
Los síntomas de un tumor cerebral son a menudo los producidos por el
aumento de presión intracraneal, tales como cefalea, náuseas, vómitos, edema de
papila, letargia y desorientación. También se producen signos de localización,
tales como la pérdida de visión en el ojo localizado en el lado de un tumor
occipital. El cerebro puede verse afectado por muy diversos tipos de tumores,
pero los gliomas, principalmente los astrocitomas, son las neoplasias malignas
más comunes. El tratamiento inicial para la mayoría de los tumores cerebrales
primarios es la cirugía.
Semiología: Hipertensión intracraneal, cefalea, vómitos, edema de papila, trastornos del comportamiento, disminución del estado de conciencia.
TIPOS: Las neoplasias intracraneales primarias pueden clasificarse en función de su localización y de su tipo histológico (p. ej., meningioma, linfoma primario del SNC, astrocitoma). Las neoplasias intracraneales primarias (1°) congénitas incluyen el craneofaringioma, cordoma, germinoma, teratoma, quiste dermoide, angioma y hemangioblastoma. Las metástasis (2°) pueden afectar al cráneo o a cualquier estructura intracraneal.
Los tumores metastásicos más comunes en los adultos proceden de carcinoma bronquial, adenocarcinoma pulmonar y melanoma maligno.
Efectos de la lesión medular,
según su localización